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Ya no hay gente honrada en este país. ¡Ya no queda en este país ni una sola persona que practique la justicia! Son todas homicidas, que se vuelven contra sus propios familiares. ¡Unos a otros buscan hacerse daño!

¡Se han vuelto expertos en hacer lo malo, a tal punto que no hay quien les supere en maldad! El gobernador exige recompensas, el juez acepta sobornos y el rico hace lo que le da la gana. ¡Por eso la ciudad se ha pervertido! El mejor de ellos es peor que un arbusto lleno de espinas; el más recto está más retorcido que una zarza. Pero ya se acerca el día de su castigo, tal como lo anunciaron los profetas. ¡Ese día habrá mucho llanto y desesperación!

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